martes, 20 de octubre de 2015

De visita en Bali


¡Estoy en Nueva Zelanda!!!

Pero de camino al fin del mundo pare una semana en Bali a visitar a Amaia, una ex compañera de trabajo y amiga que está viviendo allí.

Volvía a Asia, al calor, al regateo y a recuerdos de mi pasada gran aventura de 6 meses por Asia.

Como Amaia tenía que trabajar, pase los primeros dos días por mi cuenta.

Ofrendas

Bali no es nada fácil de visitar si no alquilas una moto o un coche o contratas un tour. El transporte público deja que desear y cubre lo que cubre. Pero como yo sigo sin saber conducir una moto, lo del coche (además conducir por la izquierda) no lo veía muy viable y soy anti-tour, pues aposte por el transporte público. Busque y busque antes de ir y encontré que había una compañía de bus del gobierno que cubría algunos trayectos: Trans Sarbagita.

Así que aterrice en Bali de noche, regatee con un motorista para que me llevase a Kuta, pase allí la noche en un hostal y a la mañana siguiente preguntando llegue a la parada de Trans Sarbagita para ir a Uluwatu, al sur de la isla, lugar que me había recomendado Amaia.

Parte de la playa de Uluwatu

Hay que coger dos autobuses para llegar. El primero es como un bus urbano y el segundo una furgoneta. El revisor del primero me indico donde bajar y coger el segundo. Allí una vez vino la furgoneta me dijo que el trayecto valía 50,000 rp. Me negué a subir teniendo en cuenta que el primer bus valía 3,500 rp y era un trayecto más largo. Había un local ahí al lado y le conté lo que había pasado. Cuando llego otra furgoneta, este local hablo con el conductor. Subí y cuando llegué al templo de Uluwatu (última parada) y le pregunté cuanto le debía me dijo que lo que yo quisiera! Así que le di 20,000 rp aunque seguramente sea más de lo que cobra habitualmente.

Desde allí tenía que andar un rato por la carretera hasta el alojamiento, pero al poco de empezar me recogió en su coche una pareja australiana y me llevó. Fui directamente a Jacko House que es donde se había quedado Amaia. El precio no me convenció y me di una vuelta buscando otros alojamiento pero vi que iba a tener que andar mucho para encontrar algo más barato si es que lo había, así que acabe volviendo.

A unos 15 minutos andando esta la playa de Uluwatu/Suluban a la cual se accede después de bajar unas cuantas escaleras y pasar varias tiendas. La playa se encuentra al bajar por una apertura en la roca. Curioso.


Pero al llegar no pude dejar de sentirme un poco decepcionada. Eso era todo? La playa era muy pequeña y tampoco parecía muy adecuada para el baño. Y cuando me iba a ir de repente vi aparecer a dos personas entre unas rocas que quedaban a la izquierda, al fondo. Decidí ir por ese hueco a ver que había. Hay que agacharse para no darse con las rocas. Llegue otra vez a un mini trozo de mar y aparecía más gente por detrás de una roca. Hay que esperar el momento adecuado para pasar con la marea alta porque si viene con olas te mojas, y entonces ahí está la verdadera playa! No es muy grande pero aquello ya era otra cosa. Para bañarse no es el mejor lugar porque hay muchas rocas pero me gusto el sitio inmediatamente.


Por la tarde fue a ver el templo de Uluwatu (Pura Luhur Uluwatu). Aunque Indonesia tiene una mayoría aplastante de musulmanes, la isla de Bali sigue casi en su totalidad la religión hinduista. Este templo tiene fama de ser un buen lugar para ver la puesta de sol. Y lo es. El templo en si no es gran cosa pero el sitio donde está situado es precioso. Se puede recorrer una buena parte del acantilado por arriba.


A las 6pm todos los días hay un espectáculo de baile llamado Kecak. Es una danza balinesa tradicional que consiste en un grupo de hombres que corean juntos unos sonidos moviendo los brazos y el torso. Al cabo de un tiempo entran a escena otros personajes que representan como el príncipe Rama rescató a su esposa Sita raptada por el rey Rahwana. Al príncipe le ayudan Hanoman, un mono blanco, y Garuda, rey de los pájaros. El escenario (a tope de turistas) de cara al mar y de fondo poniéndose el sol es inigualable pero la danza, aunque es curiosa, no me dijo mucho la verdad y menos los 100,000 rp que cobran por verla (en Ubud es más barato). Me resulto un poco monótona y solo al final se animó un poco el tema cuando uno de los personajes se puso a hablar con el público y a sacar a algún espectador y alguna que otra escena diferente.


A la mañana siguiente intenté ir a la playa de Padang Padang pero estaba cortada la carretera porque estaban reparando un puente y había que ir por un camino de tierra justo al lado que bajaba hasta el nivel del río y volvía a subir. Eso o dar más vuelta por otra carretera así que decidí volver a la playa de Uluwatu. Esta vez la marea estaba baja y se podía pasar a la playa “escondida” sin problemas pero bañarse era incluso más difícil que con marea alta porque el mar se había retirado bastante y estaban todas las rocas al descubierto. Otra manera de ver la playa que también merece la pena.


Un poco más tarde volví a Kuta utilizando los dos autobuses. Kuta es un buen destino si te gusta la fiesta, la playa y las tiendas pero Bali en realidad no es eso y no recomiendo dedicarle tiempo. Como hasta las 4:30pm que cogía un bus a Ubud me quedaba tiempo, me fui a comer a un restaurante local (Warung Indonesia) que había localizado de antemano y me permitieron dejar allí la mochila un rato. Como en Kuta en realidad no hay nada que ver me fui a dar un paseo por el centro comercial Beachwalk donde se pueden encontrar tiendas occidentales a precios occidentales.

Y por fin me fui a Ubud donde vive Amaia. Ubud está considerada la capital cultural de Bali y seguramente sea el mejor lugar donde hacer base y explorar desde allí la isla. Amaia me vino a buscar en moto y después de pasar la impresión de vernos en esa parte del mundo fuimos a su casa que comparte con Naia, su compañera de trabajo en Bali y con la que vino. Que bien se puede vivir por esas tierras con poco dinero ;)

Como al día siguiente trabajaban, me fui sola a explorar por la mañana. Son como unos 20-30 minutos caminando desde su casa hasta el centro y el sol y el calor pudieron conmigo…Por el camino deje a los lados bastante templos y ofrendas que ponen los locales enfrente de las puertas. Una vez en el centro pasee por algunas calles y el mercado y visite el palacio (que en realidad es como un templo) y el templo Saraswati que me sorprendió bastante para bien porque tiene dos estanques con plantas muy bonitos.

Palacio
Templo Saraswati

Luego abandone. Hacía demasiado calor. Tanto que me metí a un restaurante y lo único que pude comer fue un bol de frutas con yogurt porque si no las opciones eran platos con arroz o noodles y no me apetecía nada comer algo caliente.

Después volví a la casa y Amaia me dio una vuelta en moto por las afueras viendo algunos arrozales. Como ella y Naia solo tenían una moto que compartían, decidimos alquilar otra para poder movernos las tres. Naia llevaba una y yo iba en la otra con Amaia. Más tarde fuimos a Yoga Barn. Una pasada de sitio donde todos los viernes a las 6pm dan una clase de yoga gratis con diferente profesor cada día. Aquí nos juntamos con Yolanda y Michael: sus otros dos compañeros de trabajo que son de Canadá y EEUU. La sala se llenó y éramos prácticamente todos extranjeros. Me parecio un buen momento para darle otra oportunidad al yoga que no me acababa de convencer. Si allí con ese ambiente y escenario no me convencía, entonces es que definitivamente no era lo mío. La clase era en ingles y estábamos situadas bastante atrás. Como le oía y entendía poco al hombre que dirigía la clase, me dedique a copiar lo que veía. Definitivamente me gustó más que las anteriores veces que había hecho yoga pero ahí se queda la cosa.

Después fuimos los cinco a cenar a un japonés (Toro Sushi) donde probé el mejor sushi que he comido hasta ahora, lo que tampoco era difícil. Luego fuimos a los bares Laughing Buddha y Lol donde tomamos unas Bintang (la cerveza de Indonesia) escuchando conciertos en directo de reggae que parece que es la música predominante en Ubud. Muy bien. Acabamos la noche en el CP Lounge que al parecer es el sitio que más tarde cierra en la ciudad.

El sábado nos levantamos tarde y Amaia me llevo a comer a “Ibu Putu’s”, un restaurante que no se encuentra por casualidad ya que está un poco a las afueras de Ubud y hay que subir unas cuantas escaleras. Nos pusimos en la terraza y pedimos la que parece que es la especialidad que es pollo frito con salsa de tomate y cebolla con arroz. Muy bueno. Además, la señora que lo lleva, que parece un amor, incluye gratis con todos los pedidos un buen plato de fruta (sandía, plátano, papaya…).

De allí nos fuimos directas a la finca, por llamarlo de alguna manera, donde trabaja Amaia que está a unos 20 minutos de Ubud. Allí ya estaba Naia. Algunos días Naia da clases de baile a tres chicas del pueblo. Amaia y yo nos unimos a la coreografía. Bueno, yo lo intenté jaja. Luego nos pegamos un baño en la piscina (si, la finca no está nada mal…) y de allí nos fuimos los cinco a dar un paseo por los arrozales de enfrente, cruzándonos con algunos locales, y a ver la puesta de sol. Muy bonito.


Volvimos para cenar en la finca y de allí nos fuimos al centro del pueblo donde habían montado un escenario con gradas para hacer un concurso de karaoke. Aquello se llenó, todo locales y nosotros cinco los únicos extranjeros. Genial haber vivido aquello autentico balines sin ser ni un poco de cara al turista. 



Abrió el espectáculo una niña de 9 años bailando la que creo que es conocida como la danza balinesa legong. Luego cantaron unas cinco mujeres y cinco hombres vestidos elegantemente para la ocasión (uno de los hombres bailo un poco la danza Barong que a mí me recordó al baile del robot) y después salieron algunos miembros del jurado a cantar también. No entendíamos nada claro, ni de las canciones ni de lo que decían entre medias. La miembro del jurado que salió señalo a Yolanda para que saliese con ella mientras cantaba y Yolanda roja como un tomate allí que fue y bailo y coreo un poco. Que risas. Algunos locales que estaban sentados junto a mí me dijeron de salir también, pero me negué rotundamente…En fin, una gran experiencia.




El domingo fuimos a la playa de “White Sand Beach” en Padangbai. Por el camino se nos pinchó la rueda de atrás de la moto. Por suerte no pasó nada y pudimos ir al arcén. Un policía de paisano que estaba al lado nos ayudó a llevar la moto a un mecánico que no estaba muy lejos. Allí cambiaron la recamara de la rueda (50,000 rp) y seguimos hasta nuestro destino donde ya nos esperaban Naia, Yolanda y Michael. Esta playa es poco turística y aunque era domingo tampoco había muchos locales. Aunque el mar estaba un poco bravo, para bañarse está muy bien.


En la vuelta paramos en el mercado de Gianyar, un mercado muy local de ropa y comida. La ropa era bastante simplona pero estuvo bien darse un paseo por allí. Ya en Ubud salimos a tomar algo y escuchar un poco de reggae otra vez.

El lunes intentamos ir las tres a la cascada de Kanto Lampo pero cuando estábamos a punto de llegar nos encontramos con un cartel que decía que estaba cerrada. Preguntamos a unos locales y al parecer la habían cerrado porque había una ceremonia. Así que decidimos ir a otra cascada cercana, de pago y más conocida, la de Tegenungan


Amaia y Naia ya habían estado y desde la última vez habían construido bastantes cosas debido a su popularidad. Aun así, me gustó mucho el lugar rodeado de vegetación y la cascada tiene una altura de unos 50 metros. Como era temporada seca, bajaba con fuerza pero el nivel del agua era bajo. Igualmente te puedes bañar y está muy bien porque te puedes acercar hasta ponerte debajo de la cascada a riesgo de quedarte sin cuerpo ;) Para bañarse esta mejor en época de lluvias pero no te puedes acercar a la caída del agua debido a su fuerza.


En mi último día en Bali volvimos a la finca donde trabajan para comer allí ya que era el cumpleaños de Michael. En vez de ir en bus hasta el aeropuerto, Amaia me sugirió contratar un taxi que me llevará a ver el conocido templo de Tanah Lot y de allí al aeropuerto. Aunque lo del taxi no me hacía mucha gracia, me pareció bien por ver Tanah Lot que si no de otro modo no iba a ver. Así que me despedí de Amaia, Naia, Yolanda y Michael y de esa gran semana en Bali y me fui para allí. El templo es muy popular para ver la puesta de sol y además queda cerca de Kuta. Así que hay muchos turistas (sobre todo locales) y muchas tiendas a la entrada. El templo está situado en una roca que con marea alta se queda aislado, pero cuando fui estaba la marea baja y nos pudimos acercar. Kadek, mi taxista, vino conmigo y me guió por la zona. 


Este templo tampoco me emociono mucho con tanto visitante. Como me iba ya de Bali, yo creo que estaba también ya más off. Me gustó más recorrer los acantilados de al lado con esas vistas.



Y así se acabó mi viaje por Bali! Sin duda tengo que volver algún día para ver todo lo que no vi. Ahora me esperaba la verdadera aventura: New Zealand.



INFORMACIÓN ÚTIL

- Cambio: 1€ = 15,300 rp

- Moto taxi aeropuerto Bali – centro: 20,000 rp
  • Lo tome fuera del recinto del aeropuerto porque el transporte tiene que pagar una tasa dentro. Fui andando y había unos locales con su moto y se ofrecieron a llevarme. Regateando conseguí ese precio. La zona donde estaban las motos esperando era más o menos, si pones en google  maps "Ka 0234, Tuban, Bali, Indonesia". 
- Bus Kuta – cruce entre Jalan Puri Gading y Jalan Raya Uluwatu (compañía Sans Trabargita): 3,500 rp

  • La parada, que es una plataforma elevada, esta en poniendo en google maps "Gramedia Book   Store, Kuta, Bali, Indonesia" (dirección sur). No se cada cuanto pasan, pero no tuve que  esperar mucho. 
- Furgoneta cruce - templo Uluwatu (compañia Sans Trabargita): 20,000 rp (pero no se cual es el precio real.

  • A la vuelta la furgoneta me llevo hasta casi Kuta pero igualmente hay que coger el bus también

Mapa de las líneas. Las que están de color blanco
todavía no están en funcionamiento. Foto de Internet. 

- Bus Kuta-Ubud (compañia Perama, 4:30pm): 60,000 rp
  • El bus sale desde la oficina de Perama en "Jalan Legian"
- Alquiler moto: 40,000 rp/día
  • Gasolina: 7,400 rp/litro
- Taxi Ubud-aeropuerto pasando por Tanah Lot: 300,000 rp


- Entrada templo Uluwatu: 20,000 rp

- Kechak dance en el templo de Uluwatu: 100,000 rp

- Entrada cascada Tegenungan: 10,000 rp (moto 5,000 rp. Solución: aparcar la moto 100 metros antes y no lo pagas)

- Entrada templo Tanah Lot: 30,000 rp (coche 5,000 rp)


- Alojamiento Kuta: Gong Corner guesthouse I
  • Dirección: Jalan Mataram. Hacia el norte de la calle. 
  • Habitación compartida con aire acondicionado, wifi y desayuno: 76,000 rp (reservado en Hostelbookers)
  • Comentarios: normal. Hace el apaño. 

- Alojamiento Uluwatu: Jacko guesthouse
  • Dirección: en Google maps se encuentra como "Jacko House Uluwatu (Accomodation)"
  • Habitación doble con baño, ventilador y wifi: 150,000 rp
  • Comentarios: Muy bien. Además fuera de la habitación hay un porche y junto a la puerta hay una mesa y dos butacones que corresponden a la habitación. Agua de la ducha fría. 











martes, 17 de febrero de 2015

En velero por las islas de San Blas en Panamá

Lo bueno de un viaje en el que lo único seguro son los vuelos, el día que vuelas de ida y quizás el de vuelta, es que por el camino la idea que tienes de ruta puede cambiar totalmente. Y eso fue lo que me pasó. De los 27 días que tenía pensado pasar tranquilamente viendo Colombia acabe 5 de ellos de camino a Panamá en un velero.  

Gitana III

Todo empezó cuando conocí a Claudio en la salida del increíble Parque Nacional de Tayrona. Él estaba recorriendo todo América desde Chile hasta Canadá y quería pasar de Colombia a Panamá. Hacerlo por tierra es imposible porque hay una zona de selva muy densa. Así que si no se hace en avión, la única forma que queda es por mar. Y esta última era su idea. Exactamente coger un velero desde Cartagena y después de cinco días llegar a Ciudad de Panamá parando tres días en las paradisíacas Islas de San Blas de las que nunca antes había escuchado hablar.

Empezamos a viajar juntos y en Cartagena le acompañe al puerto a ver un velero y a conocer al capitán. Esa tarde Emi, una marinera, vino a nuestro hostal a hablarle a Claudio de otro velero, el Gitana III. Y ese día también conocí a Cristina, una española que iba a ir en el Gitana III y que había conocido a Claudio en Tayrona. Estuve casi todo el tiempo escuchándoles hablar sobre el velero…Realmente sonaba como una experiencia increíble. Una pena que no pudiese apuntarme…Pero un momento! ¿Realmente no podía? Mi idea después de Cartagena era ir a Medellín y al eje cafetero pero no tenía nada reservado. El único problema en realidad era el vuelo de Panamá a Bogotá desde donde salía mi avión de vuelta a España. Sin hacerme muchas ilusiones miré esa noche cuanto costaban los vuelos con Copa y Avianca y deseche enseguida ese posible cambio de planes cuando vi que valían cuatrocientos y pico euros. ¡Qué caro! Pero entonces un peruano que conocí en Bogotá me recordó una compañía low cost que operaba desde hacía poco: Viva Colombia. Y…había vuelos por poco más de 100$!!! Esa noche dormí fatal de lo nerviosa que me puse intentando decidir qué hacer. Al final…

¡¡En velero que me iba!!

En total fuimos 11 personas de las 14 posibles: el capitán Marc, la marinera Emi, el marinero David y de pasajeros un colombiano, una española, una francesa, un brasileño, un canadiense, un chileno, un irlandés y yo. Y no me olvido de Coco, el Loro del velero! Picar los cuellos, las orejas, los dedos, las pulseras…y cualquier cosa que quede a su alcance es una de sus actividades favoritas pero de vez en cuando también dice palabras como “hola”, “hello”, “coco” y se ríe solo. Un gran entretenimiento. Formamos un gran grupo entre todos y me llevo muy buenos momentos juntos. 

Todo el grupo

El día de salida quedamos a las 11am en el Club Nautico de Manga en Cartagena desde donde salen todos los veleros que hacen la ruta. Hicimos compras de última hora en un supermercado cercano y nos llevaron en la dingui hasta el velero.

El Gitana III es un precioso velero que es parte de la Saga Gitana y fue construido en 1951 en Bélgica por Amber Winch. En su momento fue un velero de carreras y tiene un record Guiness por cruzar de Francia a Bahamas en tan solo 17 días. Su cubierta es de madera y tiene 22 metros de eslora y 4 velas.


Marc y su primo compraron hace tres años el velero que llevaba meses abandonado en el puerto de Cartagena, sustituyendo así el velero más pequeño con el que llevaba haciendo durante un año la ruta Cartagena-Panamá-Cartagena.

Finalmente abandonamos el puerto de Cartagena a las 3pm después de comer una ensalada  de patata y huevo preparada por Emi y poner todo a punto.

Al principio fue todo tranquilo. Cuando faltaba poco para dejar atrás la bahía de Cartagena desplegaron dos de las velas que se unieron al motor en marcha. Pero cuando salimos a mar abierto, y a pesar de que el mar estaba bastante bien, aquello se empezó a mover más. No os voy a engañar. Fue duro. Yo nunca había navegado en velero antes y estuve con malestar el resto del día. Pero por suerte no fui parte del grupo de los que vomitaron que fueron nada menos que cinco de ocho. Al menos en mitad del mareo unos delfines empezaron a nadar a la par del velero. ¡Qué bonitos! Esa noche cada uno durmió como pudo.

Al día siguiente a las 6am me uní a Emi, que llevaba el velero en ese momento, y otros madrugadores y vimos salir el sol. Por suerte el mar estaba más tranquilo. Al haber más profundidad las olas no llegan hasta el fondo y luego no revotan en la superficie, moviendo el barco menos que las horas anteriores.

Coco

Aún así el día se hizo muy largo. Tiene su encanto navegar en un velero en medio del mar sin ver nada más que agua a lo lejos y de vez en cuando algún pez volador y algún pájaro perdido. Pero 32 horas de navegación son muchas y más cuando no te sientes bien del todo y sabiendo que la vez anterior habían tardado 26 horas. Esta vez había poco viento y corriente en contra. Cuando finalmente se echó el ancla y el motor se paró eran casi las 11pm. Unos buenos espaguetis con tomate y atún (pescado ese día) que devoramos cerraron aquel día interminable.

Al día siguiente me desperté otra vez a las 6am con la claridad del amanecer y aunque estaba bastante cansada la curiosidad pudo más y subí a cubierta. Y allí estábamos, en frente de dos pequeñas islas llenas de palmeras y rodeados de otros pocos veleros y catamaranes. El nombre de ese grupo de islas: Cayos Holandeses. El lugar más impresionante y paradisíaco de los que visitamos durante esos tres días.


Durante unos pocos minutos disfrute en soledad de ese momento. Poco a poco los demás fueron apareciendo emocionados igualmente y un delfín nos dio la bienvenida paseándose entre los barcos.

Después de un buen desayuno y una ducha en el mar, algunos cogimos el equipo de snorkel y fuimos nadando hasta una de las islas. En ese viaje pudimos ver una manta en el fondo y peces. Los demás llegaron en la dingui. Dimos la vuelta a la isla, hicimos snorkel, pasamos junto a las contadas cabañas de los Kunas que viven allí…




Los Kunas son una etnia indígena que habita en las islas de San Blas y aunque es parte de Panamá tienen sus propias leyes, autonomía, lengua y cultura.

Julio, el “dueño” de la isla donde pasamos aquel día, nos invitó a beber y comer unos cocos al lado de su casa y nos regalo un mola a cada uno. Los molas son textiles con diferentes diseños cosidos en paneles y que las mujeres Kuna utilizan en su vestimenta.

Molas

Y aunque no dudo de la buena voluntad de Julio, me dio la impresión de que tanta amabilidad también fue en parte para que luego nos costara menos pagarle los 2$ que pide a todo viajero que pisa “su” isla. Un pago no oficial que en la isla del día siguiente también nos pidieron pero que al contestarle que se pasase luego por el velero porque no llevábamos dinero encima, no nos lo volvió a pedir.

Las dos banderas Kuna. Al principio me quede en shock pensando  "la bandera
española  con  una esvástica" pero el símbolo está al revés y representa un pulpo 

Algunos Kunas también se acercan en sus canoas al velero para vendernos molas, pulseras (que las mujeres llevan en los brazos y las piernas) o pescado.
 

Esa noche junto con el irlandés, su guitarra y un poco de alcohol cantamos y bailamos en la cubierta del velero hasta que cayó un chaparrón de un par de minutos como para indicarnos que nos callásemos ya…

Al día siguiente, después de desayunar pusimos rumbo a los Cayos Chichimé a los que llegamos después de una hora y media de navegación. Fondeamos entre dos islas y nos fuimos a hacer snorkel por los alrededores. Aquí se veían muchas estrellas de mar.


Después de comer fuimos a la isla principal y aunque era también muy bonita, para mí tenía menos encanto que Cayos Holandeses. Y esto se debió principalmente a que había más turistas en la isla porque había cabañas y zona de camping para pasar la noche, un bar, dos redes para jugar a voleibol…


Esa noche hicimos hoguera y barbacoa en otra isla cercana y más desértica. Utilizando las hojas de palmera caídas que había por la isla, con la ayuda de unas mujeres Kuna también, hicimos una hoguera que se empeñaba en apagarse cada dos por tres. Mientras, llegaron el capitán y los dos marineros y se pusieron a hacer la barbacoa: pollo y luego puré de patata que trajo hecho Emi desde el velero. Atraídos por la hoguera se nos unieron pasajeros de otros veleros y allí estuvimos hasta media noche entretenidos con el irlandés Neil y su guitarra. Bueno, yo en realidad, llego un momento en que solo luchaba por no dormirme allí mismo de lo agotada que estaba.

Estrella de mar junto a la hoguera en la orilla

A la mañana siguiente, el capitán nos llevo en la dingui hasta un mini trozo de arena en medio del mar donde había un par de palmeras derribadas. Cerca había un pecio, es decir, un barco hundido que había chocado contra los arrecifes. Allí salimos todos con nuestro equipo de snorkel con el objetivo de verlo pero la única que tuvo suerte fue Cristina, la otra española. Los demás dimos una gran vuelta luchando contra la corriente y no lo vimos. Pero igualmente mereció la pena.

Después levantamos el ancla y fuimos hasta la isla El Porvenir. Pero una vez allí, primero fuimos con la dingui hasta la isla Wichubwala que es en su totalidad un poblado Kuna. Igualmente era muy pequeña y se ve rápido pero muy interesante. Hay un pequeño centro de salud, una escuela, un bar, dos iglesias…y mucha tranquilidad.



Desde allí sí que fuimos ya a la isla El Porvenir donde esta inmigración, hay un hotel y una pequeña pista para avionetas.

Y el viaje se acababa. Al día siguiente temprano nos fueron a buscar al velero en cayuco que nos llevo hasta Carti, ya en tierra firme. Desde allí un jeep, en el que pase bastante mal rato por el poco espacio que tenía y por el camino lleno de subidas y bajadas, nos llevo en dos horas y media hasta Ciudad de Panamá.

Una experiencia única e inolvidable.




INFORMACIÓN ÚTIL

- Página web Gitana III: www.gitanatrip.com

- Página facebook (para ver la siguiente salida y fotos): https://es-es.facebook.com/GitanaTrip

- Precio velero 5 días y 5 noches con desayuno, comida y cena:
  • Comedor (3 plazas): 480$ / persona
  • Camarote: 550$ /persona

Se pueden llevar bebidas alcohólicas o comida para picar entre horas, pagándose cada uno lo suyo.

- Tasas entrada a Panamá: 20$. 
  • Hay que añadirle 100$ más si en inmigración (El Porvenir) no se presenta un ticket aéreo (uno falso también vale, que es lo que hicieron todos los que no tenían billete) que te saque del país antes de las siguientes 72 horas. Si presentas el billete de avión no pagas los 100$ pero aún así tienes que salir de Panamá en las siguientes 72 horas. Se puede ir a la frontera con Costa Rica y volver a entrar (si no tienes puesta la vacuna de la fiebre amarilla te pondrán problemas en la frontera).

- A añadir para llegar a Ciudad de Panamá:
  • Cayuco desde el velero a Carti: 10$
  • Tasa Kuna en el puerto de Carti: 2$
  • Jeep Carti-Ciudad de Panama: 30$

Comedor