En mi idea original de ruta iba
después de Bandipur al parque nacional de Chitwan pero unos días antes me
enteré de que habían subido el permiso a 1500 NPR por día y al parecer también
incluso en la zona de fuera del parque donde también se pueden hacer las
actividades. Entre eso y la desgana que tenía encima desde que acabé el
trekking, decidí saltármelo e irme directamente a Katmandú, mi último destino
en Asia.
Eso quiso decir que iba a pasar
nada menos que siete días en la capital de Nepal, los que me parecían
demasiados. Aún así, una vez allí no llegué a ver ni la mitad de los sitios que
tenía pensados…Y aunque la desgana fue parte de la razón no fue la única.
Los lugares que visité fueron la
estupa de Swayambhunath, la estupa de Boudhanath, la plaza Durbar de Katmandú y
el monasterio Shechen. Si, cuatro sitios en siete días. Solo puedo decir que
tengo buenas excusas para no haber visitado nada durante tres de esos siete
días.
La estupa de Swayambhunath
o conocida también como el “Templo de los Monos” se encuentra a unos 30 minutos
andando de Thamel, la zona donde están la mayoría de los alojamientos.
En realidad es más que una
estupa. Es el complejo religioso más sagrado para los budistas después de Boudhanath,
y aparte de la estupa también hay santuarios, templos, un monasterio, un museo
y…muchas tiendas de regalos que en mi opinión le quitan encanto al lugar. Está
situada en lo alto de una colina y para acceder a ella por la entrada principal
hay que ascender una escalera con 365 escalones cada vez más empinados. Merece
la pena. Además se ve todo Katmandú.
La estupa de Boudhanath es
el lugar más sagrado para los budistas nepalíes y es de las más grandes del
mundo. La verdad es que impresiona. Está rodeada (literalmente forman un
circulo) de tiendas, restaurantes y hoteles lo que me chocó un poco.
El monasterio de Shechen
está situado a pocos metros detrás de la estupa de Boudhanath y a pesar de la
cercanía es un lugar muy tranquilo donde no vi casi a nadie.
La plaza Durbar fue
probablemente lo que más me sorprendió y gustó a pesar de la indignación que
tuve durante un buen rato por el precio de la entrada. Admito que mi intención
era colarme. Sabía de primera mano que era posible pero no sabía por dónde. No
elegí la calle de entrada correcta y viendo que el hombre del puesto de control
me había fichado me resigné y pagué los casi 6 euros que vale. Pero no me
parece justo que primero, haya que pagar por entrar a una plaza pública y que
segundo, sea tan caro comparándolo con el nivel de vida del país. Y por eso, en
la información útil pongo la manera de entrar y verla sin pagar. Aunque es
verdad que sin la entrada no se puede entrar en la parte del recinto del
palacio de Basantapur y al museo y para mi merece la pena. Después de esa
visita se me pasó un poco la indignación.
Patio interior desde el Palacio de Basantapur |
Dentro de la gran plaza Durbar
hay templos, palacios, santuarios…que fueron construidos entre los siglos XII y
XVIII por la dinastía Malla de Nepal.
Probablemente uno de los edificios
más interesantes por su historia sea el de “Kumari ghar”. Construido en 1757
vive en él la Diosa Kumari que es considerada como una encarnación de la diosa
Taleju. Lo sorprendente es que la denominada Diosa Kumari es una niña de carne
y hueso venerada por los hinduistas y budistas nepalíes y que solo puede salir
de su palacio trece veces al año. Una Kumari deja de serlo cuando tiene su
primera regla y entonces se empieza a buscar a la próxima Kumari dentro de la
casta Shakya que debe tener 36 virtudes específicas.
Incluso hay un gran edificio
neoclásico blanco que parece que se ha escapado de algún sitio.
Thamel es el barrio donde
se aloja la mayoría de los viajeros y está lleno de carteles, tiendas de
trekking, ropa, pashminas, restaurantes….
Me quede sin ver, entre otros, la plaza Durbar
de Patan y Bhaktapur (si iba mi intención era intentar colarme, al parecer
posible, y no pagar las tomadura de pelo 1100 NPR que vale), el templo de
Pashupatinath (me pasé por allí pero me negué a pagar los 1000 NPR de la
entrada), los pueblos de Nagarkot y Changunarayan…
Katmandú también fue un lugar de
encuentros.
Coincidía con Uri un par de días
antes de que se marchase así que quedé con él y sus amigos israelitas para
cenar y al día siguiente, como consideraba que me sobraban días en la ciudad,
le acompañé a hacer algunos trámites y recados. Así desayunamos en un local
donde solo iban israelitas, estuvimos en la agencia Swissa de Pokhara pero en
Katmandú donde solo vi a israelitas también, y no comimos en un restaurante
donde igualmente al parecer solo van turistas israelitas porque estaba lleno jaja.
Menos mal que las cenas fueron en restaurantes con varias nacionalidades…Es
broma, estuve muy a gusto con los israelitas que conocí. Por petición de su tía
tenía que ir a ver una fábrica de alfombras con la que quería establecer una
relación comercial y le acompañe. La familia nepali propietaria nos recibió muy
amable y resultó ser bastante interesante ver como hacían las alfombras.
Mientras, Uri grababa con el móvil decenas de vídeos explicando y mostrando los
miembros de la familia cada proceso, para luego mandárselo a su tía.
Eva, voluntaria alemana en
Calcuta con la que compartí muchos momentos, llegó a Katmandú con un par de
amigos (compañeros del colegio y los tres con 18 años de año sabático viajando
por el mundo antes de empezar la universidad. ¡Me encanta!) estando yo allí.
Quedamos para cenar los cuatro y también con Rythem, una joven y muy simpática
india a la que habían conocido y que estaba visitando durante cuatro días
Katmandú…sola! Algo sorprendente dada la sociedad india aunque estaba claro que
pertenecía al menos a la clase media de su país.
Lo que empezó como una gran noche
acabó conmigo vomitando en el baño de un restaurante. Primeros síntomas de una
enfermedad que no me abandonaría hasta un mes más tarde: fiebre tifoidea (y eso
que estaba vacunada) aunque no sabría el diagnostico hasta tres semanas después.
Mis últimos dos días en Katmandú y en Asia los pase casi en su totalidad en la
cama. Por suerte, la noche que volaba me dio un poco de respiro.
INFORMACIÓN ÚTIL
- Cambio: 1€ = 131’87 NPR
- Bus Bandipur-Dumbre: 35 NPR
- Bus Dumbre-Katmandú (tourist bus, 4’5 horas): 700
NPR
- Una estafa en toda regla pero no me pareció que hubiese más opciones si quería ir en autobús turístico.
- Entrada Swayambhunath: 200 NPR
- Leí que si entras por la cuesta de la parte trasera no pagas. No lo comprobé.
- Entrada Boudhanath: 150 NPR
- Aunque es una entrada pagable, una vez dentro vi que te puedes colar sin problemas por una calle secundaria: en Google Maps es la calle de color blanco que llega del este por arriba al círculo gris de Boudhanath.
- Entrada Pashupatinath: 1000 NPR
- Entrada plaza Durbar de Katmandú:
750 NPR
- La única calle que vi que no tenía un puesto de control (y que ellos confirman que no tienen en el mapa que dan con la entrada) al llegar a la plaza es “Ashok Binayak Marg”. Vía libre por ahí.
- Taxi Thamel (Tridevi
Sadak)-aeropuerto: 300 NPR (regateando!!)
- Alojamiento: Thamel Guesthouse
- Dirección: en un callejón que sale de la céntrica calle “Paryatan Marg”. Más o menos donde esta “Les Alpes-Himalaya Trek & Expedition Pvt. Ltd” en Google Maps.
- Habitación doble sin ventilador, con wifi y baño compartido: 400 NPR
- Comentarios: no lo recomiendo especialmente. La habitación pasable pero el baño enano y no conseguí que saliese agua caliente. Me dieron un mapa de Katmandú en recepción y me saludaban siempre que me iba o volvía.
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