martes, 15 de abril de 2014

Katmandú

En mi idea original de ruta iba después de Bandipur al parque nacional de Chitwan pero unos días antes me enteré de que habían subido el permiso a 1500 NPR por día y al parecer también incluso en la zona de fuera del parque donde también se pueden hacer las actividades. Entre eso y la desgana que tenía encima desde que acabé el trekking, decidí saltármelo e irme directamente a Katmandú, mi último destino en Asia.

Eso quiso decir que iba a pasar nada menos que siete días en la capital de Nepal, los que me parecían demasiados. Aún así, una vez allí no llegué a ver ni la mitad de los sitios que tenía pensados…Y aunque la desgana fue parte de la razón no fue la única.

Los lugares que visité fueron la estupa de Swayambhunath, la estupa de Boudhanath, la plaza Durbar de Katmandú y el monasterio Shechen. Si, cuatro sitios en siete días. Solo puedo decir que tengo buenas excusas para no haber visitado nada durante tres de esos siete días.

La estupa de Swayambhunath o conocida también como el “Templo de los Monos” se encuentra a unos 30 minutos andando de Thamel, la zona donde están la mayoría de los alojamientos.


En realidad es más que una estupa. Es el complejo religioso más sagrado para los budistas después de Boudhanath, y aparte de la estupa también hay santuarios, templos, un monasterio, un museo y…muchas tiendas de regalos que en mi opinión le quitan encanto al lugar. Está situada en lo alto de una colina y para acceder a ella por la entrada principal hay que ascender una escalera con 365 escalones cada vez más empinados. Merece la pena. Además se ve todo Katmandú.


La estupa de Boudhanath es el lugar más sagrado para los budistas nepalíes y es de las más grandes del mundo. La verdad es que impresiona. Está rodeada (literalmente forman un circulo) de tiendas, restaurantes y hoteles lo que me chocó un poco.


El monasterio de Shechen está situado a pocos metros detrás de la estupa de Boudhanath y a pesar de la cercanía es un lugar muy tranquilo donde no vi casi a nadie.


La plaza Durbar fue probablemente lo que más me sorprendió y gustó a pesar de la indignación que tuve durante un buen rato por el precio de la entrada. Admito que mi intención era colarme. Sabía de primera mano que era posible pero no sabía por dónde. No elegí la calle de entrada correcta y viendo que el hombre del puesto de control me había fichado me resigné y pagué los casi 6 euros que vale. Pero no me parece justo que primero, haya que pagar por entrar a una plaza pública y que segundo, sea tan caro comparándolo con el nivel de vida del país. Y por eso, en la información útil pongo la manera de entrar y verla sin pagar. Aunque es verdad que sin la entrada no se puede entrar en la parte del recinto del palacio de Basantapur y al museo y para mi merece la pena. Después de esa visita se me pasó un poco la indignación.

Patio interior desde el Palacio de Basantapur

Dentro de la gran plaza Durbar hay templos, palacios, santuarios…que fueron construidos entre los siglos XII y XVIII por la dinastía Malla de Nepal.



Probablemente uno de los edificios más interesantes por su historia sea el de “Kumari ghar”. Construido en 1757 vive en él la Diosa Kumari que es considerada como una encarnación de la diosa Taleju. Lo sorprendente es que la denominada Diosa Kumari es una niña de carne y hueso venerada por los hinduistas y budistas nepalíes y que solo puede salir de su palacio trece veces al año. Una Kumari deja de serlo cuando tiene su primera regla y entonces se empieza a buscar a la próxima Kumari dentro de la casta Shakya que debe tener 36 virtudes específicas.


Incluso hay un gran edificio neoclásico blanco que parece que se ha escapado de algún sitio.

Thamel es el barrio donde se aloja la mayoría de los viajeros y está lleno de carteles, tiendas de trekking, ropa, pashminas, restaurantes….


Me quede sin ver, entre otros, la plaza Durbar de Patan y Bhaktapur (si iba mi intención era intentar colarme, al parecer posible, y no pagar las tomadura de pelo 1100 NPR que vale), el templo de Pashupatinath (me pasé por allí pero me negué a pagar los 1000 NPR de la entrada), los pueblos de Nagarkot y Changunarayan…

Katmandú también fue un lugar de encuentros.

Coincidía con Uri un par de días antes de que se marchase así que quedé con él y sus amigos israelitas para cenar y al día siguiente, como consideraba que me sobraban días en la ciudad, le acompañé a hacer algunos trámites y recados. Así desayunamos en un local donde solo iban israelitas, estuvimos en la agencia Swissa de Pokhara pero en Katmandú donde solo vi a israelitas también, y no comimos en un restaurante donde igualmente al parecer solo van turistas israelitas porque estaba lleno jaja. Menos mal que las cenas fueron en restaurantes con varias nacionalidades…Es broma, estuve muy a gusto con los israelitas que conocí. Por petición de su tía tenía que ir a ver una fábrica de alfombras con la que quería establecer una relación comercial y le acompañe. La familia nepali propietaria nos recibió muy amable y resultó ser bastante interesante ver como hacían las alfombras. Mientras, Uri grababa con el móvil decenas de vídeos explicando y mostrando los miembros de la familia cada proceso, para luego mandárselo a su tía.


Eva, voluntaria alemana en Calcuta con la que compartí muchos momentos, llegó a Katmandú con un par de amigos (compañeros del colegio y los tres con 18 años de año sabático viajando por el mundo antes de empezar la universidad. ¡Me encanta!) estando yo allí. Quedamos para cenar los cuatro y también con Rythem, una joven y muy simpática india a la que habían conocido y que estaba visitando durante cuatro días Katmandú…sola! Algo sorprendente dada la sociedad india aunque estaba claro que pertenecía al menos a la clase media de su país.


Lo que empezó como una gran noche acabó conmigo vomitando en el baño de un restaurante. Primeros síntomas de una enfermedad que no me abandonaría hasta un mes más tarde: fiebre tifoidea (y eso que estaba vacunada) aunque no sabría el diagnostico hasta tres semanas después. Mis últimos dos días en Katmandú y en Asia los pase casi en su totalidad en la cama. Por suerte, la noche que volaba me dio un poco de respiro.



INFORMACIÓN ÚTIL

- Cambio: 1€ = 131’87 NPR

- Bus Bandipur-Dumbre: 35 NPR

- Bus Dumbre-Katmandú (tourist bus, 4’5 horas): 700 NPR
  • Una estafa en toda regla pero no me pareció que hubiese más opciones si quería ir en autobús turístico.

- Entrada Swayambhunath: 200 NPR
  • Leí que si entras por la cuesta de la parte trasera no pagas. No lo comprobé.

- Entrada Boudhanath: 150 NPR
  • Aunque es una entrada pagable, una vez dentro vi que te puedes colar sin problemas por una calle secundaria: en Google Maps es la calle de color blanco que llega del este por arriba al círculo gris de Boudhanath.

- Entrada Pashupatinath: 1000 NPR

- Entrada plaza Durbar de Katmandú: 750 NPR
  • La única calle que vi que no tenía un puesto de control (y que ellos confirman que no tienen en el mapa que dan con la entrada) al llegar a la plaza es “Ashok Binayak Marg”. Vía libre por ahí.

- Taxi Thamel (Tridevi Sadak)-aeropuerto: 300 NPR (regateando!!)

- Alojamiento: Thamel Guesthouse
  • Dirección: en un callejón que sale de la céntrica calle “Paryatan Marg”. Más o menos donde esta “Les Alpes-Himalaya Trek & Expedition Pvt. Ltd” en Google Maps.
  • Habitación doble sin ventilador, con wifi y baño compartido: 400 NPR
  • Comentarios: no lo recomiendo especialmente. La habitación pasable pero el baño enano y no conseguí que saliese agua caliente. Me dieron un mapa de Katmandú en recepción y me saludaban siempre que me iba o volvía.


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