En Bangkok pasé un
total de seis días y medio y aún así no me dio tiempo a ver todo lo que tenía
pensado. También es verdad que me lo tomé con bastante tranquilidad.
Bangkok es una
ciudad que atrapa en seguida. Bien organizada, fácil de moverse por ella, limpia,
lugareños tranquilos y amables, buena comida y por todas partes, mercados y
centros comerciales para comprar hasta hartarte muy barato, templos…
Aunque el primer
día que pasé allí antes de ir a la isla de Koh Tao no fue muy allá debido al
cansancio de no haber dormido prácticamente nada la noche anterior por el vuelo
de madrugada y a que…me timaron. Si, aunque me olía a chamusquina decidí
confiar en un una mujer local que me dijo por la calle que ese día era especial
y que un tuk-tuk por solo 20 baht, en vez de por 200 baht, me hacía un tour por
tres sitios que ese día eran gratis. Es verdad que no pagué en ninguno de los
tres sitios, pero dos de ellos son gratis siempre. Y en cuando el tuk-tuk
consiguió el bale de gasolina gratis por llevarme a una oficina de turismo a
preguntar algo me dejo tirada y cuando salí de un templo ya no estaba. No le
había pagado todavía. Supongo que le salía más rentable el bale de gasolina que
20 baht, apenas medio euro. ¡Bienvenida a Tailandia! Pero la verdad es que en el
resto del viaje no me volvió a pasar nada parecido y sin problemas.
Para relajarte o
leer un rato hay algún que otro parque. El más conocido seguramente sea
el de Lumphini, un gran parque con varios laguitos aunque cuando yo fui
estaba lleno de tiendas de campañas de los manifestantes. A mí me gustó mucho
más el pequeño parque de Santichai Prakan a tan solo cinco minutos
andando de Khao San Road y junto al rio de Chao Praya. Como curiosidad, a las
6pm todos los días suena el himno nacional y hay que ponerse de pie mientras
suena. No sé si pasa lo mismo en otros puntos de la ciudad.
Para ver la danza
tradicional tailandesa sin pagar un solo baht parece que lo mejor es ir al Santuario
de Erawan (Erawan Shrine). Es un santuario hindú al aire libre donde hay
una estatua de Phra Phrom, la representación tailandesa del dios hindú Brahma.
Aquí un grupo de mujeres locales bailan
danzas tradicionales después de que sean contratadas por fieles que han visto
sus plegarias contestadas. Es muy curioso. Hay una lista de precios de la
danza, cuanto más bailarinas tomen parte más hay que pagar. Los fieles que las
han contratado (casi continuamente) se ponen de rodillas rezando y mirando a la
estatua de Phra Phrom mientras ellas bailan detrás durante un par de minutos o
menos.
Y por supuesto, no
me olvido de la famosa calle de Khao San Road. Aquí y en sus alrededores
es donde la mayoría de los viajeros se alojan. Es la principal calle turística.
Durante el día no tiene mucho movimiento pero durante la noche se llena de
puestos de comida, de ropa, colores, gente tomando algo en las terrazas y
lugares para darte un masaje tailandes. Aunque a mí me gustaba más la calle
paralela de Rambuttri que poco tiene que envidiar a Khao San.
Khao San Road |
Tampoco me olvido
de los mercados y centros comerciales.
De camino a Bangkok
desde Kanchanaburi pare en el mercado flotante de Damnoen Saduak. Como
me imaginaba, cargar con la mochila resultó ser muy incomodo y apenas estuve
allí una hora pero mereció la pena. Este mercado son una serie de canales donde
los lugareños venden su mercancía en canoas aunque es tan turístico que está
lleno de tiendas en las orillas del canal también. Muy fotogénico. Se me queda
pendiente para una mejor hecha segunda visita.
Por suerte pude
estar en Bangkok al menos la tarde del domingo dentro del fin de semana. Y no
tuve duda en que quería ver: el mercado de Chatuchak de los fines de
semana. Situado en el norte de Bangkok se puede llegar en el bus número 3 desde
la zona de Khao San. Este mercado es probablemente el más famoso de la ciudad.
Es bastante grande y tiene incluso su propio mapa impreso. Se puede encontrar
tanto comida como ropa y accesorios. Yo, como de costumbre, me fije más en la
comida que en la ropa pero incluso a mí, que no me gusta ir de compras (ropa),
me dieron ganas de venir en el futuro exclusivamente a Bangkok con la maleta
vacía para llenarla aquí.
Respecto a los
centros comerciales visité tres: Terminal 21, Siam Paragon y MBK.
Terminal 21 ya merece la pena solo por su decoración que la verdad fue lo único en
lo que me fije y ni idea de los precios. Entrando ya impresiona su larga
escalera mecánica de 36 metros pero lo que hace diferente a este centro
comercial es que cada planta está decorada basada en ciudades mundialmente conocidas
como Roma, Paris, Tokyo, Londres, Estambul o San Francisco. Así, por ejemplo,
en la planta de Londres se pueden encontrar la típica cabina o autobús rojo de
dos pisos y en la de San Francisco su famoso puente rojo de Golden Gate.
El centro comercial
de Siam Paragon es enorme y está compuesto de varios edificios. Yo solo
entre a uno y fue un poco una tortura porque la planta baja, nada más entrar,
está llena de restaurantes y escaparates de comida de varios países. La planta
de arriba es bastante elegante con tiendas como Chanel, Valentino, Dolce &
Gabbana…Me sentí bastante fuera de lugar con mis pintas de mochilera (y sin
pinta de mochilera…).
Y por último, el MBK
que probablemente sea el más conocido de cara al turista. Aquí se venden imitaciones
a buenos precios supuestamente. A mí no me gustó mucho.
Lo que nadie puede
dejar de visitar estando aquí es el Gran Palacio de Bangkok. En
realidad, es un complejo de edificios que fue residencia oficial del rey de
Tailandia entre el siglo XVIII y el siglo XX. La primera vista realmente
impresiona. Es muy bonito. Estaba tan atontada mirando todo menos el suelo que
sin ver el escalón empecé a andar y me caí casi de morros…en Tailandia, no solo
en la India, también es importante mirar al suelo!
Lo más destacado
dentro del complejo es el templo Wat Phra Kaew donde está el Buda de
Esmeralda (Tailandia es un país budista como Sri Lanka). Es el principal
icono religioso del pueblo Tailandes. Al entrar al templo sorprende ver lo
pequeño que es el buda, unos 45 cm, del que solo se ve el rostro verde porque
el resto esta ataviado de oro sobre una grandísima plataforma igual de
suntuosa.
Otros edificios
dentro del complejo son una estupa dorada, otros templos, oficinas del
gobierno, jardines, una maqueta del famoso templo de Angkor Wat en Camboya, el
Panteón Real, Chakri Maha Prasat Hall en la Zona de Recepción que en su día fue
donde vivía el Rey, etc…
Pero si algo no
falta en Bangkok son templos. Los que visité:
Wat Arun o el
Templo del Amanecer es de los más conocidos. Yo me
contenté con verlo en la puesta de sol en la otra orilla del río. Muy bonito. La próxima
vez me acercaré.
Wat Intharawihan tiene un enorme buda dorado al aire libre.
Wat Pho es otro templo muy popular. En su interior hay un enorme buda
reclinado de 46 metros de largo y 15 de alto. Impresiona. En la parte trasera
del buda hay decenas de recipientes en una fila contra la pared. Por creo que
eran 20 baht puedes coger un cuenco con monedas e ir echando una en cada
recipiente. Este gesto representa la tradición budista de repartir limosna.
Wat Saket o
Monte Dorado es un templo situado en lo alto de una
pequeña colina desde el que se tiene unas buenas vistas de la ciudad. Unos 318
escalones en espiral llevan hasta arriba.
Wat Suthat no es tan popular como los anteriores pero merece la pena visitarlo. Fue
el primer templo real de Tailandia. En su interior hay un gran buda de ocho
metros y unos murales muy bonitos.
Wat Ratchanatdaram es diferente a todos los demás tanto por fuera como por dentro. Realmente me gustó y lo visitan muy pocos
turistas. A través de una escalera de caracol en el medio del templo se accede
a los diferentes niveles hasta la azotea desde donde se puede ver parte de
Bangkok. El interior es un “laberinto” con unos cuantos pasillos.
Wat Tri
Thotsathep fue uno de los templos que me llevo el
tuk-tuk del primer día y el primero que vi por dentro. Quizás por eso me
sorprendió tanto, sobretodo sus paredes pintadas. Fui yo la única visitante
durante el tiempo que estuve allí lo que me lleva a pensar que no suele entrar
en el itinerario de los turistas.
En Bangkok también
asistí a una clase de introducción a la meditación. Realmente nunca me
ha llamado la atención la meditación o el yoga. Pero ya antes de empezar este
viaje una amiga me hablo bastante por primera vez sobre ello y una vez en la
India tanto locales como otros viajeros me contaron sobre ello. India es un
país muy espiritual. Así que cuando leí sobre una clase gratuita de introducción
a la meditación en Bangkok, pensé “¿Por qué no?”. Así aparecí en el centro
internacional de meditación budista en el templo de Wat Mahathat, al lado del
Gran Palacio. Hay clases todos los días a las 7am, 1pm y 6pm y duran dos horas.
Una donación al final es bienvenida. Fui a la clase de la 1pm ya que los otros
dos horarios me invitaban mucho a dormirme…Junto con un viajero finlandés
fuimos los únicos que asistimos a esa hora. Uno de los monjes nos preguntó al
llegar si habíamos comido y ante nuestras respuestas vacilantes nos llevó al a
cocina del centro y nos invitó a coger lo que quisiésemos. Incluso no contento
con lo que nos echamos en el plato, él mismo nos echó más. Veinte minutos más
tarde de la hora oficial empezamos la clase en una habitación del sótano
teniendo de profesor a un nombre cuyo nombre me resulta imposible recordar.
En dos horas no es
que se pueda hacer mucho pero fue interesante. Después de introducirnos al
mundo de la meditación, nos quedamos solos en la habitación y nos pasamos 25
minutos andando, de la forma que nos explicó, de un lado a otro de la sala y
después otros 30 minutos sentados con las piernas cruzadas, los ojos cerrados,
sin apoyar la espalda y tratando de no pensar en nada o como mucho en tu
respiración, pero es difícil cuando te empieza a doler la espalda…
Después de Bangkok
me he encontrado con más viajeros interesados en este mundo y cada vez siento
más curiosidad.
El último día
visité los demás sitios que venían incluidos en la entrada del Gran Palacio
pero que están en otra parte de la ciudad.
Uno de ellos fue el
Salón del Trono Ananta Samakhom. En su momento fue un salón de
recepciones dentro del complejo del Palacio Dusit pero hoy en día es un museo.
Las mujeres solo podemos entrar con falda larga o al menos que te tapen las
rodillas. No valen pantalones largos que es lo que yo llevaba, así que me
hicieron comprar un Sarong allí mismo por 50 baht. Hay que dejar la mochila junto
con la cámara y el móvil en una taquilla. Tampoco se puede entrar con calzado.
El edificio por
fuera es bastante bonito y diferente a lo que vas a ver en el país. De estilo
europeo. La decoración del interior también impresiona. La exhibición ya no me
gustó tanto. Se exponen tronos, maquetas de barcos reales, palanquines…todo de
oro y la verdad es para verlo pero cuando escuchaba las explicaciones
(audioguía gratis en ingles) y oía que la mayoría de esos objetos se habían
construido apenas hace un par de años para conmemorar el no sé qué del Rey y de
la Reina de Tailandia…no podía evitar indignarme. Que hoy en día en un país
democrático como Tailandia se permita construir ese tipo de objetos, que no me
puedo ni imaginar lo que habrán valido, para honrar a los reyes…pues no me
parece ni medio normal. Aunque tengo que admitir que ese dia lo tenia un poco cruzado y que los paneles de madera
tallada me gustaron mucho. En la planta de abajo se exponen, entre otras cosas,
cuadros con imágenes (animales, personas, paisajes…) hechas con hilos de seda y
me encantó. Especialmente me dieron ganas de llevarme uno de los cuadros con
colores rosados donde aparecía una mujer de perfil. Precioso.
Muy cerca de este
edificio también se puede visitar con la entrada del Gran Palacio la mansión
de Vimanmek. Fue un palacio real y es el mayor edificio del mundo
construido de madera de teca. Realmente me gusto con toda esa madera. Tuvo que
ser un sitio muy acogedor y agradable para vivir.
En cuanto al transporte hay casi de todo:
tuk-tuk, taxi, skytrain (BTS), metro (MRT), autobuses urbanos, Chao Phraya
Express Boat por el río principal, Saen Saep Express Boat por el canal…¡Incluso
bici!
Mi favorito fue sin duda el barco express por el
canal de Saen Saep. Debido a una manifestación en contra del actual gobierno
no pude coger el bus de vuelta y una mujer local muy amablemente me llevó hasta
el muelle donde podía coger este barco o barca mejor dicho. Los revisores
cobran bordeando la barca agarrados a una cuerda y hay unas cortinas que los
propios viajeros suben (y hay que bajar en las paradas para que pueda salir y
entrar la gente) para que no entre el agua aunque alguna vez lo llega a
sobrepasar. Y no pierden el tiempo. Una vez era la única viajera en bajar en
una parada (y nadie subía) y una revisora me hizo saltar sin llegar a parar del
todo la barca.
El skytrain,
que es como un metro a nivel, también funciona muy bien.
Aunque lo más barato
para moverse, y lo más conveniente en la zona turística de Khao San Road, sin
duda es el autobús pero a la vez es el transporte que más tiempo
necesita. Tan baratos que de doce que cogí solo tuve que pagar seis. Y aunque
fui y volví al aeropuerto en bus, no tengo ni idea de lo que vale el billete
exactamente. Pero todo tiene su explicación. El inteligente del cajero
automático del aeropuerto me dio solo billetes de 1000 baht y la revisora del
bus que cogí al centro no tenía cambio así que no me cobró. En la vuelta al
aeropuerto, una mujer local que iba también en el bus pagó mi billete sin que
me diese cuenta. Amabilidad tailandesa…Y luego, debido a una decisión del
gobierno hace pocos años, hay algunos autobuses en los que no hay revisor y por
tanto son gratis aunque no pude llegar a saber cómo distinguirlos pero tuve la
suerte de coger varios de ellos o quizás es que hay bastantes. Lo malo de los
buses es que a veces no hacen toda la ruta (creo que ponen un cartel rojo en
frente con el destino final aunque nunca me fijaba…) y me quede tirada un par
de veces a medio camino.
Otro medio de
transporte gratuito que ofrece la ciudad es la bicicleta con “Bangkok
Smiles Bikes”. En el parque de Santichai Prakan hay uno de sus puestos con
bicis. Tan solo hay que enseñar el pasaporte y ya tienes una bici para moverte
hasta que cierren ese día.
Y en Bangkok se
terminó mi paso por Tailandia. El norte del país se me queda para la próxima
vez.
INFORMACIÓN ÚTIL
- Cambio: 1€ = 43’2
baht
- Bus
Kanchanaburi-BangPae a las 5:45am (2 horas): 40 baht
- Bus 78 BangPae-Mercado
flotante de Damnoen Saduak” (30 min): 22 baht
- Bus 78 Damnoen
Saduak-estación de bus sur Bangkok (2’5 horas): 73 baht
- Entrada templo “Wat
Suthat”: 20 baht
- Entrada templo “Wat Ratcha
Natdaram”: 20 baht
- Entrada Gran Palacio: 500 baht
- Entrada templo “Wat Pho” (con botella de agua
incluida): 100 baht
- Taquilla “Mansion Vimanmek”: 20 baht
- Alojamiento: Clean & Calm Guesthouse
- Dirección: Samsen 3 Alley. Al lado de “The River Guest House” en Google Maps. A unos 10 minutos andando de Khao San Road. Buena zona, muy tranquila.
- Habitación individual con ventilador y baño compartido: 120 baht
- Comentarios: no es para tirar cohetes pero por ese precio y en Bangkok no se puede pedir mucho más. Yo estaba a gusto. La habitación es una cama dura con una estantería y un ventilador. Las ventanas no tienen cristal como tal así que se oye todo. Hay unos cuantos baños. Podrían estar mejor pero bueno. El dueño tiene como mascota un gato blanco muy mimoso. Hay un fregadero común con vasos, platos, cubiertos y un calentador de agua. Hay sobres de café gratis que si no están ahí le puedes pedir al dueño. Una mañana compartió su desayuno conmigo: arroz blanco con pescado. En el pasillo de la entrada hay sillas y normalmente por las tardes/noches se juntan viajeros para hablar. No admiten reservas con antelacion.
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