martes, 25 de marzo de 2014

Bagerhat y Khulna

Cuando el Rocket llegó a Hularhat un policia que había estado en el puente de mando me ayudo a encontrar un tuk-tuk hasta Pirojpur donde podría coger un bus a Bagerhat. Después de que el policía hablase con el conductor me dijo que no le pagase más de 100 tk. En realidad mi idea era ir en un tuk-tuk compartido si es que era posible y así se lo intenté hacer saber al conductor pero su ingles no pasaba de los números. Cuando le pregunté cuanto costaba me dijo que 150 tk! Lo intentó pero no coló.

Bandera de Bangladesh

Una vez en el bus y esperando a que partiese, un estudiante local, después de pedirme permiso, se sentó a mi lado y me dijo que iba a coger un bus directo a Khulna pero que cuando me vio decidió ir conmigo hasta Bagerhat y hacerme de guía. Una vez más no me daban mucha opción pero esta vez estaba cansada y la verdad, me apetecía ir a mi aire.

En verdad fue amable y no me dejo pagar nada pero era un poco mandón, tenía paciencia cero, tenía prisa todo el rato y parecía que tampoco tenía muchas ganas de hablar o saber sobre mí. No sé donde estaba para él entonces la gracia de estar conmigo. ¿La simple compañía de una extranjera?


Una vez llegamos a Bagerhat, cogimos un rickshaw hasta “Mazhar Khan Jahan Ali” o la tumba/mausoleo de Khan Jahan Ali. Este hombre fue un gobernante local en Bagerhat y  Rahul, mi acompañante, me explico que supuestamente construyó tanto ese lugar como el gran estanque, Thakur Dighi, que había en frente, carreteras y ciudades de la zona en tan solo una noche o un día, no lo recuerdo bien. Realmente tanto da. Ambas posibilidades son igual de increíbles.


Yendo por un camino, entre el mausoleo y el estanque, que va hacia el oeste, se llega enseguida a una zona del estanque donde vive un gran cocodrilo que se ha convertido en una atracción turística.

Cuando llegamos se veía la gran cabeza del animal que salía del agua entre plantas. Estaba totalmente inmóvil pero un local se acercó, le acarició el morro como si nada y al poco el cocodrilo hizo un movimiento tan brusco con la cabeza abriendo las fauces que me pego un susto enorme. No tardo en hundirse en el agua y desaparecer. Al parecer hasta el año 2011 había dos cocodrilos. Ese año murió uno aunque no antes de que los dos matasen a una local que fue a bañarse al estanque como averigüé más tarde en Internet…


De allí fuimos en otro rickshaw hasta “Shat Gombuj Masjid” o la Mezquita de los Sesenta Pilares, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco junto con el monasterio de Paharpur. Pero estando en la entrada, viendo que había que pagar, que estaba cansada, con las mochilas, que con la impaciencia de Rahul no iba a estar realmente a gusto visitando el lugar y que había leído (y visto en imágenes) que la mezquita tampoco es que fuese muy impresionante…decidí al final no entrar y me contenté con verla desde la distancia.

Foto de Internet

Finalmente, después de una especie de camión pequeño y un bus, llegamos a Khulna. Pensaba que aquí Rahul ya se despediría de mí e iría al encuentro de su amigo ya que a eso iba a la ciudad. Pero no, buscó un tuk-tuk y me dijo que subiese y cuando le pregunté que a dónde íbamos, me contestó a que a un hotel. Y aunque me subí ya me estaba empezando a mosquear. Ya me estaba cansando de que decidiese él todo sin consultarme pero no sabía bien cómo pararle los pies y que no pensase que era una desagradecida. Aún así, no dije nada y fuimos al hotel que a él le pareció. Pero después de ver un par de habitaciones por un precio más alto que el que quería pagar, finalmente me planté, agradecí a Rahul su ayuda y le dije que prefería ver los hoteles que yo tenía apuntados y que no hacía falta que me acompañase. Creo que al principió se quedó un poco sorprendido pero cuando vio que ahí nos separábamos me cogió la mano y me soltó unas palabras sentidas de despedida que todavía hoy cuando lo recuerdo me sigo quedando un poco perpleja.


Un rickshaw se me acercó enseguida y sin acordar el precio antes me llevó al hotel que él eligió entre la lista que le enseñé. Normalmente siempre acuerdo el precio antes pero esta vez no fue el caso. Y después de lo que pasó a la hora de pagar, no he vuelto a optar por esa opción.

Cuando el hotel estaba a 100 metros de distancia, la carretera estaba cortada y no podía pasar. A pesar de que le dije que me bajaba ahí y hacía andando lo que faltaba, prefirió dar toda la vuelta a la manzana con el rickshaw y dejarme en la puerta. Cogió mi mochila grande y la llevó rápido escaleras arriba hasta recepción. Estaba claro que conocía el lugar. La habitación que me enseñó el dueño no valía lo que me pedía así que decidí ir a ver otro hotel cerca. Cuando le dije al conductor del rickshaw que no me quedaba se le borró la sonrisa (falsa) e intentó convencerme de que me quedase mientras intercambiaba con el dueño una mirada y unas palabras que junto con sus otras reacciones me dejo claro que este bangladeshí no entraba en la burbuja en la que había englobado a la mayoría de los bangladeshíes y que no iba a ser justo con el precio del trayecto en rickshaw.

No tiene nada que ver con el rickshaw

Una vez en la calle le pregunté cuanto tenía que pagarle y me contestó que 200 tk. Para que os hagáis una idea: el trayecto entre Hularhat, el puerto donde me dejó el Rocket, y Pirojpur, el pueblo donde cogí el bus a Bagerhat, son unos 6 km y fueron 100 tk en tuk-tuk (futurista). El trayecto en rickshaw (bici) hasta el hotel fueron unos 2’5 km y me pidió 200 tk. El tuk-tuk es de por sí más caro que el rickshaw porque va a motor.

Así que por supuesto, me negué a pagar esa cantidad. Lo bajó a 150 tk pero le dije que no le iba a pagar más de 100 tk y ni siquiera eso. A todo esto, un grupo de locales curiosos nos había rodeado y uno de ellos debió de preguntar al conductor qué pasaba y le debió de parecer tan injusto que se puso a gritarle perdiendo totalmente las formas y el conductor le contesto también con algún grito pero enseguida se quedo en silencio mientras el otro seguía gritándole. Yo era la primera indignada aunque la reacción del local que había salido en mi defensa (así lo vi yo) me parecía desmesurada e intenté tranquilizarle pero con poco éxito así que finalmente, queriendo desaparecer de allí cuanto antes, le di al conductor 80 tk (que pienso que sigue siendo más de lo realmente valía el viaje) que casi ni miro y me fui de allí.


Agradecí la sonrisa sincera y amabilidad del dueño del hotel en el que me acabé quedando y también que me dijese directamente el precio que según la lonely planet valía la habitación y que no tuviese que regatear para conseguirlo como decía la guía.

Khulna no tiene ningún atractivo, a parte de sus habitantes claro. De hecho la ciudad no me gustó nada. Al menos, el último día que pasé en Bangladesh y que fue aquí coincidió con la celebración del Día de la Independencia, 26 de marzo, y debido a ello había ambiente en algunas zonas de la ciudad y locales vestidos con los colores de la bandera. 







INFORMACIÓN ÚTIL

- Cambio: 1€ = 107 tk

- Tuk-tuk Hularhat-Pirojpur: 100 tk

- Bus Pirojpur-Bagerhat: 40 tk

- Entrada Mezquita de los Sesenta Pilares en Bagerhat: 200 tk

- Alojamiento: Hotel society
  • Dirección: helatala road.
  • Habitación individual con ventilador, mosquitera y baño privado: 150 tk
  • Comentarios: habitación acorde con el precio. Paredes sucias y sabanas que algún día serían blancas. Sobre el baño, el retrete es de agujero, no hay lavabo (hay uno en el pasillo) y esquinas que no saben que es una escoba. A pesar de todo, bien. No había cucarachas, algo que no me hubiese extrañado en caso contrario. 





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