Durante el viaje en bus de
Bhairawa a Pokhara conocí a Uri, un israelita que una vez terminados los tres
años obligatorios en el ejército y haber ahorrado después durante un año, allí
estaba viajando durante seis meses también por India y Nepal. Además de conocer
a una gran persona, me contó un montón de cosas sobre Israel lo que hizo darme
cuenta de la idea tan equivocada que tenía de ese país. No es que pensase que
se movían en camellos pero nunca hubiese imaginado que tienen un nivel de vida
más alto que el de España, por ejemplo.
Al llegar a Pokhara, ya de noche,
decidimos buscar alojamiento juntos y también compartimos los siguientes dos
días visitando la ciudad y los alrededores.
Pokhara es la segunda ciudad más
grande del país después de Kathmandu, la capital, y está situado junto al gran
lago de Phewa y rodeada de montañas. El paisaje es precioso y sentarse en la
orilla del lago y ver la puesta de sol era realmente un gran momento.
Tanto Pokhara como Kathmandu están
junto a las montañas más altas del mundo pero ambas llegaban a los 30 grados
durante el día. No me lo esperaba. Además, por alguna razón incomprensible, en
este país, o al menos donde yo estuve, no hay electricidad durante gran parte
del día por lo que olvídate del ventilador y de cargar nada. Eso sí, el wifi
seguía funcionando y tienen como luces de emergencia. Cuando deja de funcionar
una luz, funciona otra.
La ciudad es el principal punto
de partida en la zona para hacer innumerables trekkings por el Himalaya,
principalmente el Annapurna. Es por eso
que en las dos calles principales, Baidam y Mansawar, se pueden ver muchas
tiendas vendiendo ropa y material de trekking. En realidad, esa parte de la
ciudad está muy enfocada al turista pero no por ello deja de ser un lugar
bastante tranquilo y agradable.
A Uri le habían hablado de una
agencia de trekking y rafting llamada Swissa así que le acompañé. Resultó que
la agencia está abierta a todo el mundo pero está totalmente dirigida a los
israelitas que por lo que vi son los únicos que van. Las paredes están llenas
de papeles escritos en hebreo. La agencia lo llevan nepalíes por lo que tienen
que hablar en ingles así que de algo al menos podía enterarme.
Nos habló sobre trekkings,
rafting y parapente. A Uri le gusto la idea del parapente y me propuso que nos
apuntáramos. Sin pensarlo dije que no. Mi idea en Pokhara era tan solo ver la
zona y conseguir los permisos para hacer un trekking. Aunque sabía que se
podían hacer deportes de riesgo, la verdad es que ni me lo había planteado. Pero
mientras Uri contrataba una actividad de tres días haciendo rafting, reflexione
sobre ello y finalmente me dije, ¿Por qué no? Pocas veces iba a tener una
oportunidad así y dudaba que me animase alguna vez por mi cuenta. Si lo hacía
con otra persona era otra cosa. Así que finalmente nos apuntamos para la mañana
siguiente.
Y ahí estábamos al día siguiente,
en la cima de Sarangkot junto a Pokhara después de haber subido en furgoneta
con los pilotos y el material. Por el camino ya me había emocionado un poco
cuando entre las nubes se vieron algunos picos nevados.
Entre otros tantos nos colocamos
en una explanada con pendiente y sorpresa, mi piloto era español! Isca, un
catalán que ya llevaba trabajando en Pokhara cuatro años haciendo parapente. Según
él, que ha hecho parapente en diferentes partes del mundo, Pokhara es el mejor
sitio para ello porque los altos picos del Himalaya no dejan pasar a los aires
“malos”.
Con Isca. ¡Preparados! |
Desplegó el parapente en el
suelo, nos pusimos los arneses, me ató a él y a esperar vientos propicios. Las
indicaciones estaban dadas: cuando me dijese tenía que empezar a andar hacia el
“precipicio” y luego correr. Si así tenía que ser…La verdad es que estaba
emocionada y cuando toco “saltar” lo hice tan tranquila. En realidad no es que
te caigas cuando dejas de tocar suelo si no que el parapente sigue hacia
delante. Te pones cómodo en el asiento y a disfrutar durante los siguientes 30
minutos! Poco después también salió Uri con su piloto y pudo hacer alguna foto
con su móvil!
Me encantó la experiencia. La
vista era espectacular con Pokhara, el lago y las montañas entre las nubes al
fondo. Cerca de nosotros a veces también pasaban volando águilas o buitres del
Himalaya. Hay remolinos de aire caliente y gracias a ellos tanto las aves como
los parapentes pueden ascender y seguir en el aire.
Vi a un parapente haciendo
movimientos más bruscos y le pedí a Isca si también él los podía hacer así que
nos situamos encima del lago (respondiendo a mi pregunta, me dijo que era mejor
caer al agua que a tierra, que no nos libraríamos de rompernos una pierna pero
que bueno, que no me preocupase que nunca había tenido que utilizar el
paracaídas de emergencia…) y mi pobre estomago sufrió un poco pero fue muy
emocionante.
Lo que no fue tan emocionante fue
la paliza que nos metimos el día anterior en bici. Nos acercamos a una tienda
de bicis de montaña que hay en el centro para ver si estaban allí Sergio y
Anna, los catalanes que conocí en Pushkar (India) y que me dijeron que por esas
fechas seguramente estarían de vuelta en Pokhara. Habían estado allí 6 meses
antes de India donde Sergio estuvo trabajando en esa tienda de bicis. Pero
todavía no habían vuelto.
De todos modos, esa visita valió
para que Uri propusiese que alquilásemos una bici y visitar los alrededores.
Después de asegurarme de que el camino era más o menos plano, me animé. Además
nos hicieron descuento por conocer a Sergio.
Primero visitamos la cascada de “Davis
Falls” a unos 5 km del centro. A cambio de unos pocos céntimos se puede ver
esta extraña cascada que tampoco es que sea gran cosa. El agua desaparece por
un gran agujero y no se puede ver el final.
Casi justo en frente, cruzando la
carretera principal esta la cueva “Gupteshwor Mahadev”. Algo más interesante
que la cascada sí que me pareció aunque tampoco me parece imprescindible. Al
poco de entrar en la cueva hay un pequeño templo dedicado al dios hindú Shiva. En
otra parte hay como otra pequeña cueva y dentro esta la diosa Kamadhenu, es
decir, la estatua de una vaca que da “leche” cuando se hace una donación claro.
Siguiendo bajando escalones se llega al final de la cueva y allí se puede ver el
final de la caída de la cascada Davis y como entra a la cueva.
Dios hindú Ganesha En Nepal el 80% de la población es hinduista y solo el 10% budista. Yo pensaba que la mayoría era budista... |
Después pusimos rumbo al
inalcanzable lago de Begnas. Seguimos la carretera a lo largo del río Seti como
decía el mapa al que Uri le había hecho una foto en la tienda. Y con el gps y
google maps podíamos ir viendo donde estábamos.
Hacía bastante calor y la tarde
avanzaba rápido. Llego un momento en que la carretera asfaltada iba cuesta
arriba y luego salía otro camino cuesta abajo sin asfaltar. Al parecer los dos
caminos llegaban así que sugerí ir por el segundo, el “fácil”, y aunque Uri no
las tenía todas consigo acabamos yendo por ahí. Decisión equivocada! Carretera
malísima llena de piedras y toda cuesta abajo y luego toco cuesta arriba en las
mismas condiciones. A mí me dieron ganas de mandar todo a freír espárragos y
quedarme ahí mismo plantada. Pero éramos dos así que seguimos y preguntando por
fin volvimos a llegar al a carretera asfaltada. Menos mal. Llegamos a un pueblo
y allí nos indicaron donde estaba el puente para atravesar el rio. Que bajón
cuando después de cruzar vimos que la carretera iba cuesta arriba un buen
trecho. Nos adelantó un tractor con un remolque vacio y Uri hizo lo que mi
mente pedía a gritos. Les hizo señas para que pararan y nos llevasen y aunque
parecía que no lo iban a hacer, finalmente pararon, subimos las bicis al
remolque, nos sentamos en el tractor con los dos nepalíes y entre bote y bote
nos llevaron hasta la carretera principal y luego hasta el cruce al lago. Que
amables y que alivio!
Todavía tuvimos que pedalear 3’5
km hasta llegar a la orilla del lago. Mereció la pena? No mucho…a ninguno nos
pareció ninguna maravilla después de haber visto el lago de Pokhara. Al parecer la parte más bonita estaba en otra zona.
Después de descansar un poco,
pusimos rumbo a Pokhara a 16 km de distancia…Estábamos agotados y yo casi ni me
podía apoyar en el sillín del dolor. Por suerte, una vez en la carretera
principal, un autobús acepto llevarnos. Subió las bicis al techo y nos acerco
hasta la ciudad. Aunque todavía tuvimos que recorrer en bici otros 3 km,
afortunadamente cuesta abajo. Ver el lago Phewa al fondo cuando ya era casi de
noche fue una gran alegría después de casi 7 horas.
El tercer día en Pokhara, Uri se
fue tres días a hacer rafting y yo aproveche para sacarme los permisos de
trekking y luego llegó uno de esos momentos que hacen bastante ilusión en un
viaje, que es cuando vuelves a ver a otro viajero que has conocido en tu
aventura y con el que has compartido buenos momentos. Había mantenido el
contacto con Appy, el indio con el que viaje tres días en India, desde que nos separamos
y vimos que nuestros viajes iban a volver a coincidir casi cuatro meses más
tarde en Pokhara. Así que pasamos unas horas hablando y poniéndonos al día.
Al día siguiente, entre dudas y
angustia, finalmente me fui de trekking.
INFORMACIÓN ÚTIL
- Cambio: 1€ = 131’87 NPR
- Rickshaw frontera-Bhairawa: 150 NPR
- Bus
Bhairawa-Pokhara (9 horas): 550 NPR
- Bus
Pokhara-Lake Side: 25 NPR
- Alquiler bici: 150 NPR/ hora
- Parapente: 7500 NPR
- Agencia: Team 5 Paragliding (comprado en la agencia Swissa)
- Entrada cascada “Davis Falls”: 30 NPR
- Entrada Cueva “Gupteshwor Mahadev”: 100 NPR
- Alojamiento: Anne’s
Guesthouse
- Dirección: Baidam Road. En la zona norte del lago. A 10 minutos andando del centro. Pasando hacia el norte 30 metros el restaurante “Hungry Feel” que aparece en Google Maps.
- Teléfono: +977 61-462109
- Habitación doble con ventilador, baño común y wifi: 300 NPR
- Habitación doble con ventilador, baño privado y wifi: 400 NPR
- Habitación individual sin ventilador y con wifi: 200 NPR
- Comentarios: las habitaciones son muy simples pero están bien. La habitación doble tenía ventilador y llegaba bien el wifi. En la individual no había ventilador y el wifi llegaba mal. Hay solo un baño común por planta. No es una maravilla pero al menos hay agua caliente y funciona la bomba. Por alguna razón que no consigo entender, la mayor parte del día no hay electricidad en Pokhara. Aún así aquí funcionaba la luz y el wifi pero no los enchufes y el ventilador. Me guardaron parte del equipaje cuando me fui de trekking sin coste. Sin haberlo hablado antes, al pagar me quisieron cobrar 250 NPR por la habitación individual por noche pero me quejé y me lo bajo a 200 NPR lo que es mucho más lógico valiendo la doble 300 NPR.
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