viernes, 13 de diciembre de 2013

El Templo Dorado de Amritsar

Amritsar es de los mejores recuerdos que tengo hasta ahora del viaje. Y no solo por lo especial del templo dorado y la actividad que hay a su alrededor que es increíble, también porque no pude estar mejor acompañada durante los tres días que pase allí.

Dejé mi alojamiento en Mcleod Ganj a las 3:30 de la mañana para poder coger un bus, el único que hay directo a Amritsar, 3 km cuesta abajo en Dharamsala a las 5. En realidad no fue muy duro, solo el instante de salir bajo el edredón.

Cinco horas y media más tarde llegué a Amritsar y me fui directamente al complejo del Templo dorado.

Cuando estuve en Delhi comenté que visité dos templos de una religión llamada sijismo. Pues el templo dorado de Amritsar es el lugar más sagrado que tiene.

El sijismo tiene unos 25 millones de fieles en todo el mundo y la mayoría se encuentran en la India donde representa aproximadamente el 2% de la población del país. Creen en un único Dios y en las enseñanzas de los diez gurús del sijismo que están recogidas en su libro sagrado. En todos los templos sijs (al menos los tres que yo he visitado) hay dentro tres sijs sentados, tocando un instrumento cada uno y cantando a través de unos micrófonos que propagan sus himnos a todo el recinto. Estos cantos apenas se interrumpen a veces durante unos segundos durante 16 horas seguidas al día. Es una música bastante agradable.

Esta foto es en uno de los templos de Delhi

A los hombres sijs se les suele distinguir bien porque llevan siempre un turbante en la cabeza. Aunque para entrar al recinto del templo dorado tanto hombres como mujeres tienen que taparse el pelo y para ello ofrecen gratuitamente en las entradas pañuelos naranjas. Y como suele siendo habitual, también hay que descalzarse y guardar el calzado en un sitio habilitado para ello en las entradas.

Cola para entrar a la pasarela que lleva al templo


Y qué decir del templo dorado. Es precioso. Esta situado en medio de un estanque que está conectado a tierra a través de una pasarela.


Pero lo que hace este lugar realmente especial es que ofrecen alojamiento y comida gratis (aunque las donaciones son más que bienvenidas y merecidas) y que para ello, absolutamente todo, como la manutención del templo, la preparación de las comidas, limpieza…se realiza por sijs voluntarios. Hay que vivirlo. Sobre todo lo de ir al comedor a comer.

La actividad es frenética y los domingos ya ni os cuento. No paran de dar comida en todo el día, al menos desde las 8 de la mañana hasta las 9 de la noche, lo que yo he podido comprobar. Lo tienen todo muy bien organizado.

Cuando llegas al edificio del comedor, a la izquierda hay un espacio donde te entregan un cuenco y puedes tomar chai (té con especias y leche), el mejor que he probado aquí, con un toque dulce. A la hora del desayuno también suelen entregar alguna tostada o dulce allí.

¿Quien quiere chai?

A la derecha está el espacio donde los voluntarios preparan la comida (todo vegetariano) pelando cebollas, ajos, patatas, zanahorias, vainas…y todo el mundo es bienvenido para ayudar. Yo un día estuve pelando ajos y otro día cortando zanahorias y allí están tanto mujeres como hombres e incluso muy jóvenes a veces. No tienes que estar un determinado tiempo. Tú llegas, te sientas, ayudas y cuando te parece te vas y ya llegará otro. La actividad no para.

Voluntarios pelando ajos y vainas

A la derecha también está el espacio donde lavan todos los platos y cubiertos y del que no para de salir ruido con el entrechocar de todos los recipientes metálicos.

Si te diriges directamente al edificio, en el pasillo te entregan como un gran plato dividido en varios huecos, un cuenco y una cuchara. Con ello entras en la gran sala que utilizan como comedor (si está llena, vas a la del piso de arriba), te sientas en fila en una de las alfombras que hay y dejas tu plato en el suelo enfrente de ti. Entonces varios sijs irán pasando con cubos, con comida diferente, de los que te van llenando cada hueco de tu plato.



Tanto en el desayuno, comida y cena sirven prácticamente la misma comida: chapati (un tipo de pan), dal (lentejas), como arroz con leche dulce o arroz amarillo dulce y a veces como verdura con salsa. Un par de veces también dieron una mandarina. Y agua. Y puedes repetir todas las veces que quieras ya que los voluntarios con los cubos no dejan de pasar ofreciendo. Y al igual que el chai, la comida esta buenísima.

La calidad de la foto no es muy buena. Esta hecha con el móvil.

Cuando se acaba y se vacía la sala, limpian el suelo rápidamente y entra el siguiente grupo de gente. En el camino de salida dejas la cuchara en un gran balde y el plato se lo entregas a una fila de voluntarios que se lo van pasando uno a otro y si hay mucho ajetreo, al final acaba volando el plato hasta que lo coge otro voluntario que qué arte que tiene para coger todos y colocarlos a toda máquina en un gran recipiente. Luego pasas por la parte de los grifos de agua para limpiarte y ale, a otra cosa mariposa.

Increíble.

El fin de semana, sobretodo el domingo, hay mucha más gente y la parte del comedor se convierte en una locura pero no colapsa.

Y por otra parte está el alojamiento del templo. Una pequeña ala de uno de los edificios del templo está dedicada a alojar a los turistas extranjeros gratuitamente por un máximo de 3 días. Consiste en un dormitorio compartido y luego hay unas 5 habitaciones triples, tres de las cuales dan al dormitorio. En el dormitorio hay una habitación que tiene lavabo y ducha. Para utilizar el retrete hay que cruzar el patio, donde por la noche duermen a la intemperie con mantas decenas de fieles, y utilizar los baños comunes.

Cuando llegué, el sij responsable del dormitorio me llevó a una habitación triple y allí conocí a las que serían mis dos compañeras de viaje durante mi estancia en Amritsar: Carmen y Mayte. Carmen, una mexicana de unos 65 años y Mayte una madrileña de 33. Ambas se habían conocido hacía 10 días y estaban viajando juntas desde entonces. Tengo que decir que fue una compañía inmejorable. No pude estar más a gusto.

El complejo también tiene un museo con cuadros dedicado a los sijs y aunque me pareció interesante algunos de los cuadros me parecieron un poco violentos/sangrientos.

No hay que perderse el templo tampoco de noche. Imprescindible.  


Otra de las visitas que se suelen hacer estando en Amritsar es la de ir a la frontera, Wagah, con Pakistan, a unos 30 km de Amritsar. Allí todos los atardeceres hay como un espectáculo de media hora entre los soldados pakistaníes y los indios.

El show, porque es lo que fue, empezaba a las 4:30pm y nosotras decidimos ir en un taxi prepago y compartido (la parte de atrás de una camioneta) que salió al as 3pm y se puede contratar en una caseta saliendo del recinto del templo. Aparte de que el viaje fue bastante horrible por el tráfico, llegó allí a las 4:15pm y todavía teníamos que andar 1 km hasta el sitio de la ceremonia. Así que cuando llegamos, después de pasar un control (no se puede meter ningún tipo de bolsa o mochila ni comida. Solo la cámara, dinero y botella de agua) ya había empezado el espectáculo y estaba todo abarrotado. Nos tuvimos que quedar abajo y aunque Mayte consiguió subirse a un alto, Carmen y yo no pudimos ver prácticamente nada, rodeadas como estábamos de gente más alta. Por suerte, los soldados indios que hacían el show empezaban desde en frente nuestra y al menos pudimos medio ver como partían de ahí hacia la línea que hace de frontera. Lo que hacían era poner cara de brutos (los soldados indios eran altísimos. ¿De dónde han salido??) y hacer unos pasos militares igual de exagerados e ir rápidamente hacia la verja que hace de frontera. Al parecer los soldados pakistaníes hacían lo mismo y una vez allí más movimientos. Eso no pude verlo. Y todo eso mientras los espectadores indios vitoreaban a los suyos e igualmente en el lado pakistaní, más vacío.


Al fondo Pakistan

En mi opinión no mereció la pena.

Amritsar no tiene mucho más. Me quede sin ver el “Jardín de Jallianwala”, que estaba muy cerca del templo, por pura pereza. Allí hay un memorial de la matanza que hubo en 1919. Tropas británicas mataron a unos 1800 indios de diferentes religiones y desarmados que protestaban contra reglas inglesas.

Me sorprendió encontrarme en esta ciudad con que la mayoría de los locales a los que me dirigí tenían un ingles bastante nulo y no así en el resto de lugares que he visitado hasta ahora en la India.


¡FELIZ NAVIDAD A TODOS! ¡Hoy hago dos meses viajando! 



INFORMACIÓN ÚTIL

- Cambio: 1€ = 83’53 INR

- Bus Dharamsala-Amritsar (5h y 30 min): 219 INR

- Taxi compartido Amritsar-frontera Pakistan-Amritsar: 100 + 10 (autopista) + 10 (tasas) = 120 INR

- Alojamiento: Recinto del Templo Dorado

  • Dirección: es uno de los edificios justo fuera del recinto del templo. Cualquier sij de la zona te indicará donde está. Desde la estación de tren hay un bus gratuito al templo.
  • Habitación triple/compartida con baño común: gratis/donación
  • Comentarios: es bastante básico pero está bien y hay taquillas que necesita tu propio candado. No hay almohadas. Hay agua filtrada en el pasillo. Siempre hay algún sij haciendo guardia en la entrada y entran en tu habitación sin avisar cuando estas dentro. Son bastante curiosos. Hay un baño con ducha (agua caliente) y lavabo pero para utilizar el retrete hay que cruzar el patio. Suelen estar decentes aunque al final del día la limpieza bueno…los utilizan todos los fieles. 

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